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El buen pastor y el falso

Así dice el Señor mi Dios: «Apacienta las ovejas destinadas para la matanza(A). Los que las compran las matan y salen sin ser castigados, y el que las vende dice(B): “¡Bendito sea el Señor, porque me he enriquecido(C)!”; y ni sus propios pastores se compadecen de ellas(D). Pues Yo no me compadeceré más de los habitantes de esta tierra», declara el Señor, «sino que haré que los hombres caigan cada uno en manos de otro(E) y en manos de su rey; y ellos herirán la tierra(F) y Yo no los libraré de sus manos(G)».

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